
El 22 de septiembre de 2025, en medio del paro nacional, los dirigentes del Movimiento Indígena de Tungurahua lanzaron una exigencia al presidente Daniel Noboa: que el salario básico de Ecuador se equipare al de Estados Unidos. Lo hicieron desde Ambato, pidiendo que el Gobierno fijara un sueldo que, según ellos, garantice “ingresos dignos y justos”. La propuesta captó titulares y simpatías inmediatas.
Sin embargo, subir salarios no depende de decretos ni de voluntad política, sino de la capacidad de la economía de sostener esos ingresos. Para que Ecuador se acerque a esos niveles, necesita transformaciones profundas que tomarían al menos 15 años y hasta dos décadas de esfuerzo constante, de acuerdo con María Carolina Moreno, economista y exconsultora en organismos multilaterales.
Mundos económicos distintos
Pongámoslo así: si un trabajador de Quito y uno de Nueva York conversaran sobre su sueldo, parecería que hablan idiomas distintos.
Mientras en Ecuador el salario básico es de $470, en Estados Unidos el mínimo federal es de $7,25 por hora, equivalente a $1.160 al mes. Y en estados como California o Nueva York, la cifra llega a $16 la hora, más de $2.500 mensuales.
Pero si miramos el promedio, la distancia es todavía más brutal: en EE.UU., el ingreso medio anual de un trabajador fue de $51.730 en 2024 (más de $4.300 al mes), mientras en Ecuador apenas bordea los $7.000 al año ($583 al mes). Dicho en sencillo: un estadounidense promedio gana en un mes lo que un ecuatoriano recibe en casi doce.
Y hay un dato más duro: según la Encuesta Nacional de Empleo del INEC, con corte a agosto de 2025, la mitad de los trabajadores ecuatorianos (incluyendo formales e informales) gana menos de $432 al mes. Esto significa que millones de personas viven con ingresos por debajo incluso del salario básico oficial, atrapados en empleos informales o precarios.
Mercados laborales de Ecuador y Estados Unidos: reglas de juego opuestas
El contraste no es solo de cifras, sino de estructuras. En EE.UU., el mercado laboral funciona como una pista rápida: flexible, dinámico y con protecciones que permiten a los trabajadores reinsertarse cuando pierden un empleo. En Ecuador, en cambio, el camino está lleno de baches: rigidez legal, alta informalidad y costos elevados para quienes quieren contratar.
- Flexibilidad vs. rigidez: en EE. UU. es más fácil contratar o despedir, pero hay seguros de desempleo y programas de capacitación. En Ecuador, el Código de Trabajo hace que un despido sea costoso y complicado, lo que desincentiva la contratación formal.
- Formalidad vs. informalidad: en EE.UU., la mayoría trabaja con contrato; en Ecuador, más del 62% de la Población Económicamente Activa (PEA) está en la informalidad, sin beneficios ni seguridad social.
- Cargas patronales: en Ecuador, un empleador debe cubrir aportes al IESS, décimos, fondos de reserva y vacaciones. Como analizó LA HORA, contratar de manera formal cuesta hasta 45% más y está lleno de trabas. Por otro lado, en EE. UU. los costos son menores y varían según cada estado, despedir no se vuelve una carga financiera inasumible para micro y pequeñas empresas como en Ecuador, y hay flexibilidad para conseguir un nuevo empleo.
- Productividad: aquí está la clave. En EE.UU., cada hora de trabajo produce $77; en Ecuador, menos de $20. Con menor productividad, no hay empresa que pueda sostener salarios altos.
Una auditoría sobre las libertades económicas en Ecuador, impulsada por la Fundación Ciudadanía y Desarrollo y desarrollada por Felipe Hurtado, economista, presidente fundador de Prófitas, apunta a que en el mercado laboral de EE.UU. se utiliza la doctrina del empleo a voluntad, aunque existen posibilidades de establecer condiciones específicas en contratos individuales y colectivos.
“Aparentemente en Estados Unidos los trabajadores están desprotegidos porque pueden ser contratados y despedidos con facilidad; pero en ese país el empleo precario es del 5%. En cambio, en Ecuador, con una legislación supuestamente garantista, el 60% de los empleos son informales y precarios. Si no se hacen cambios significativos a la regulación laboral en el país, difícilmente se pueda avanzar en términos de libertad económica”, explicó Hurtado.
Las reformas al mercado laboral ecuatoriano deberían incluir la modificación del cálculo de las bonificaciones por desahucios y las indemnizaciones por despido intempestivo. También se debe promover una reforma integral al sistema de seguridad social.
Lo que Ecuador debe hacer para aspirar a salarios más altos
Si Ecuador quiere romper este círculo, debe cambiar la forma en que funciona su economía. Entre las tareas urgentes están:
- Reforma educativa y de capacitación: actualizar la formación técnica y profesional para alinearla con las necesidades reales de los sectores productivos (comercio, servicios, construcción), integrar certificaciones por competencias, e incluir habilidades digitales y blandas como comunicación, liderazgo y trabajo en equipo.
- Fortalecimiento del ecosistema laboral: ampliar la capacitación continua con incentivos para las empresas, difundir y mejorar el uso de plataformas públicas de empleo, y fomentar la formalización laboral para que más trabajadores accedan a formación pertinente y experiencia práctica.
- Invertir en innovación: actualmente Ecuador destina menos del 0,5% del PIB en investigación y desarrollo; EE.UU. más del 2,7%. Sin tecnología no hay productividad. Se necesita multiplicar la formación de ingenieros y técnicos, e incrementar significativamente la inversión en investigación, desarrollo e innovación, articulando a universidades, empresas y Estado en proyectos productivos de alto valor agregado.
- Productividad y modernización empresarial: impulsar la adopción tecnológica, la capacitación continua del talento y la formalización del tejido empresarial, para aumentar la productividad, diversificar la economía y superar la trampa de ingreso medio con mayor competitividad internacional.
- Reorientar subsidios: dejar de gastar miles de millones en subsidios como el del diésel y destinarlos a capacitación laboral, infraestructura productiva o mayor producción petrolera.
- Atraer inversión extranjera: con apenas $800 millones anuales en promedio, Ecuador está muy por detrás de Colombia o Perú. Para revertirlo se necesitan seguridad, reglas claras y justicia confiable. En este punto también es importante que más empresas en Ecuador se orienten no solo al mercado local, sino a la exportación. La lógica es simple: un mercado más grande permite mayores sueldos.
- Flexibilizar el mercado laboral: avanzar hacia un modelo de “flexicurity”, con más facilidad para contratar y despedir, pero con redes de protección como seguros de desempleo.
- Mejorar acceso al crédito: eliminar la política de techos a las tasas de interés, impulsar que bancos internacionales lleguen al país. Todo esto para que las Pymes puedan financiar su modernización, acompañando con seguros de riesgo.
- Hacer más eficiente el gasto público: Hoy más del 80% del presupuesto se va en gasto corriente; se debe destinar más a inversión que eleve la competitividad del país. La meta, como ya ha analizado LA HORA, debería ser ir hacia el superávit fiscal. (JS)